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Sol de Monterrey
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Todo el cielo era de añil;
toda la casa de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto me pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo! |
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino " resolana.-
Cada ventana era sol, cada cuarto era ventanas.
Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba. |
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Los pavo reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a mí el sol me desvestía
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños. |
Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
-¡Ya llevas sol para rato!-
Es tesoro -y no se acaba:
no se me acaba -y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
que ya tanto sol me cansa.-
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana. |
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Glosario
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Añil: Arbusto de cuyas hojas se saca un colorante azul.
Ascua: Pedazo de metal en estado sólido y candente.
Cisterna: Lugar donde se almacena el agua.
Hato: Pequeño bulto de ropa, envuelto en un paliacate.
Resolana: Es la luz y el calor que se producen por el reflejo del sol; como en un lago o una pared blanca. |
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