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Sol de Monterrey
Este poema lo escribió Alfonso Reyes en el año de 1932, en la ciudad de Río de Janeiro, cuando era el embajador de México en Brasil.
(Primera parte) |
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No cabe duda: de niño,
a mí me seguía el sol.
Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños. |
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aún creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños. |
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(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el Niño Andante,
y el sol, mi escudero.) |
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